top of page

​"Histèria col·lectiva" (Collective hysteria)

2014
Acrílic, tinta, cianotípia sobre paper
70x100cm
 

A veces, al observar un grupo de personas, de humanos, una masa de esos animales empáticos, miméticos, falibles, se ven acciones tan uniformes y homogéneas, que parece estar viendo una espontánea pero precisa coreografía, una armónica danza. Cada componente de esa maquinaria que llamamos comunidad está convencido de ser un individuo, único, diferente, singular; pero al observar el funcionamiento del conjunto, aparece ante nosotros un orden supremo dentro del caos de “individuos” que creen –se esfuerzan por creer—que controlan sus vidas. Es como estar ante una manada de sedientas vacas peludas, un cardumen de hambrientos pececillos, una bandada de aves amenazadas por el frío invernal; la diferencia radica en que el algoritmo, ese orden secreto que regula la coreografía no siempre es tan evidente como la sed, el hambre o el frío.
Sólo basta con ver los espectadores de un partido de fútbol en el bar dela calle de enfrente, los ancianos haciendo Tai Chi en Montjuïc, los fanáticos rituales de esas ficciones agrupadas bajo el término“religión”, los adolescentes saltando frenéticamente el fin de semana en alguna sala del Hospitalet o los norcoreanos llorando por la muerte de un viejo autoritario que ellos llaman “líder-supremo”.
Y es que, en todos estos casos, el algoritmo es ficticio, es un acuerdo común de ese grupo de personas para comportarse de una manera ridículamente igual. Y digo ridículamente porque muchos de ellos no sólo no son conscientes de esto, sino que están convencidos de lo contrario, de diferenciarse del resto y de no hacer parte de esa masa, constantemente intentando no serlo.
Siempre se es parte de algún acuerdo social. Siempre. Es necesario. Tenemos un instinto común. Tenemos un lenguaje común. Todos. Y nos copiamos mutuamente. Así aprendimos a movernos y a hablar, copiando a nuestros padres. Aprendimos copiando y aprendimos a sentir compasión cuando entendimos el dolor del otro. Por mímesis. Pensando: “Pegar duele, a éste le duele, mejor no le pego.” Así. Cuando el otro bosteza, dan ganas de bostezar. Cuando el otro baila, dan ganas de bailar. Cuando el otro ríe, dan ganas de reir. Constantemente estamos buscando eso: empatizar con otros. Buscamos gente como nosotros con quien podamos reir, hablar, hacer actividades, follar, comer, a veces incluso vivir juntos y perpetuar eso que somos.
Así como bostezar, bailar o reir es contagioso, el miedo también lo es.El pánico, el terror, la incertidumbre de algo desconocido es contagioso. Cuando alguien lo tiene, uno busca protegerse. Uno busca agruparse, juntarse con otros pobres miedosos, uno busca reunirse entorno a un líder que nos proteja, juntos por lo menos no es tan horrible. Porque hay una amenaza, una amenaza de sufrir espantosamente, una amenaza de enfermarnos de cáncer o sida o gripes raras, de que muramos desangrados por un atentado, de que nos quiten el trabajo, de que pasemos hambre, de que nos empobrezcamos hasta la miseria, la amenaza de convertirnos en un país de África o Asia o un lugar de esos, lleno de guerras, hambre, enfermedades, miseria, la amenaza de dejar de ser Europa, de parecernos menos a Alemania...
Y así como cuento esto, hay gente que también lo observa y cada temporada se inventa nuevas ficciones. Gente con mucho poder que sabe que empatizamos. Gente con muchísimo poder para difundir ficciones.Y esa gente podría difundir ficciones para que la masa de humanos bostezara más, bailara más o riera más, pero no lo hace, difunde el miedo porque sabe, está convencida, de que el miedo es la forma más fácil de controlar, la forma más fácil de quedarse ahí, con el privilegio de estar observando sin que nadie haga nada. Algún día, tal vez, serán los únicos con el privilegio de bostezar, bailar o reir.

 

                                                                                                                                                       Reseña por Felipe Amaya.

​"Histèria col·lectiva" (Collective hysteria)

2014
Acrílic, tinta, cianotípia sobre paper
70x100cm

​"Histèria col·lectiva" (Collective hysteria)

2014
Acrílic, tinta, cianotípia sobre paper
70x100cm

​"Histèria col·lectiva" (Collective hysteria)
2014

Acrílic, tinta, cianotípia sobre paper
70x100cm

1600€ sold

​"Histèria col·lectiva" (Collective hysteria)
2014

Acrílic, tinta, cianotípia sobre paper
70x100cm

1600€ sold

bottom of page